¡Déjalo!
No destruyas su esperanza
de aventura;
no le cuentes de tus dudas
y fracasos;
no le hables de tus penas
y amarguras...
¡Déjalo!
Él comienza el sendero
de su vida;
él sabrá de sus gozos
y pesares
y del lento amanecer
de la fatiga...
¡Déjalo!
Tú no puedes ya trazar
su propia senda,
porque tiene que ser él
el que comprenda
que los sueños...
se convierten en cenizas
si despiertas.
¡Déjalo!
Aunque duela su adios
como una llaga;
aunque sientas que comienza
tras su puerta...
¡tu lenta procesión
de madrugadas!
Loly Armas Donate
1982
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1 comentario:
Los chicos me dijeron que les encantó. La verdad es cuando la palabra se enuncia con tanto solidez resulta difícil no sucumbir a su mensaje.
saludos y gracias
natalia
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