viernes, 12 de junio de 2009

La palabra de hoy quiero definirla mediante un relato

No recuerdo el día en que nos conocimos. Sólo se que entraste en mi vida con tu descaro, sin pedir permiso a nadie y sin que yo hiciera nada por impedírtelo. Cuando me quise dar cuenta ya interferías entre mi pareja y yo. No respetabas nada. Incluso, alguna vez, estuviste en mi cama.

Al nacer las niñas, te di un poco de lado y conseguí perderte de vista por un tiempo. Pero en cuanto me agobiaba demasiado me acordaba de ti y de tus silencios, de cómo sabías escucharme. Echaba de menos la paz que me trasmitías.

Te busqué, deseaba volver a tener una aventura contigo, creo que llegué a enamorarme de ti.

Seguimos durante algún tiempo viéndonos a escondidas, aunque era un secreto a voces que pasaba demasiado tiempo contigo, se notaba en mi cara, en mis actos. Renuncié a mucho por ti.

Y ahora, que te tengo a diario, veo tu verdadera cara, eres egoísta y cruel, no quieres compartirme con nadie. Me maltratas cada día, sin ponerme una mano encima. Me empequeñeces, sin decir una palabra.

Tengo miedo a envejecer a tu lado y a que nunca me permitas ser feliz.

Se que no soy la única a la que has manipulado de esta manera. Tengo la certeza de que hay quién, incluso, te escribe canciones o te dedica poemas, todos ellos llevan tu nombre: Soledad”.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Me gusta tu texto. Una vez más, eres muy descriptiva. Pero... la soledad tiene un punto débil: si no le es prestada más atención de la estrictamente necesaria se debilita mucho, y aunque pueda golpear rara vez hace verdadero daño.

A mí me funciona.

Carmen dijo...

Gracias, Javier.
Siempre es un placer recibir tus comentarios.
Creo que tienes razón, además es mucho más fácil que la soledad se olvide de ti cuando tienes un grupo de piratas y sirenas a tu alrededor para distraerla.
Gracias equipo

Anónimo dijo...

Hay me doy por aludida con lo de sirena, sobre todo por el cuerpazo que tengo.
Después de aplicarme la operación biquini de Lorena estoy hecha un pincel.
Además viendo los velos de las africanas de Sajeles tan bonitos, cuando me vuelvan a crecer los bellos me lo largo y san se acabó.
Así que Carme tranquila que todavia hay gente que respira y más que sola te sentirás sobrerespirada.