viernes, 18 de septiembre de 2009

Editorial (19/09/09): Más ruido

Buenas tardes y bienvenidos a Recovecos en on radio en la 93.0 y en la 99.7 de su dial y a través de la web en onradio.es y en recovecos.info
Trabajo, crisis, desempleo, impuestos, dinero. ¿Cuántas veces ha irrumpido alguna de estas palabras en las conversaciones que ha mantenido a lo largo del día? ¿En cuantas ocasiones le han golpeado el tímpano arrojadas por la radio, la tele, el periódico? Supongo que más de lo que hubieses deseado. Sólo son palabras pero esconden realidades duras e ingratas. Incluso, me arriesgo a decir que se utilizan con cierto terrorismo léxico para generar un miedo que permite justificar cualquier decisión o indecisión. Algunos sufren el desgarro con cada fonema, pero otros aprovechan el pavor generalizado para generalizar, sin pudor, cualquier decisión.
Supongo que trabajo quizás se erija como el vocablo más noble de los mencionados. Pero, lejos de la realidad quizás el trabajo es el verdadero muro, la causa y el provocador de el destartale mundial. Y quizás solo en él, surge la posibilidad de salir de un sistema económico – social globalizado que ha fracasado con todo el circo.
Supongo, que en estos momentos estará arrugando el ceño y preguntándose de que narices estoy hablando hoy. Si ha puesto oído a este Editorial. Sí, no ha oído mal, el trabajo puede ser la causa, pero también la solución.
Me explico. Trabajo es todo gasto de energía humana tendente a satisfacer necesidades personales y sociales. Por ello no todo el trabajo está en el mercado. Equivocadamente consideramos trabajo sólo a la actividad humana que se realiza a cambio de una renta. Esto condena a seis millones de mujeres que realizan trabajo doméstico en el Estado Español a permanecer invisibles.
Tenemos que cambiar los esquemas. Confundir trabajo con empleo sienta las bases para que el problema del paro sólo se resuelva con el pleno empleo asalariado. Este error no sólo contribuye a mantener la subordinación social de las mujeres sino que impide ver el verdadero problema que no es el reparto del trabajo sino el reparto del producto social.
Cómo podemos oír que no hay trabajo, cuando vamos sorteando espacios desbordantes de necesidades. Carreteras, médicos, escuelas, aceras, mantenimiento. Cómo podemos oír que no hay trabajo.
Michel Rocard, eurodiputado socialista y ex-presidente del gobierno francés, propone la reducción del 20% de la jornada sin reducción salarial. El aumento de los costes de esta solución sería financiado por el ahorro en subsidios de paro, el aumento de las cotizaciones sociales de los nuevos empleados y el crecimiento de la productividad marginal debido a la disminución de la fatiga por la menor duración de la jornada. Todas estas fórmulas llenas de cálculos e hipótesis pueden ser pura palabrería. Pero lo cierto, es que la argumentación es lógica y con cierta base científica. El problema reside en que se sustenta en en la esperanza de que quien tiene el poder las aplique. Sin embargo no hay síntomas para esperar que los dueños del capital financiero y transnacional, ese espectro que se nutre de millones de vidas humanas y que se ha constituido en el principal sujeto de la modernidad, tengan propósitos de enmienda y moderen su vertiginosa huida hacia delante.
Son tiempos difíciles. Hay que levantar el nuevo edificio económico. El empleo ya no es garantía de una renta satisfactoria y el crecimiento ya no es generador de puestos de trabajo. El modelo tiene que cambiar pero quien se ocupa de ello, tiene el estómago lleno y la operatividad se reduce cuando no hay carencias. La crisis de muchos, el colchón de otros pocos.
Europa se reinventa, las nuevos comicios aventuran cambios. Se renueva Barroso y España se prepara para la presidencia europea, nos toca dirigir el cotarro del cambio. Cuál es su apuesta. Me gusta tener confianza, pero el ciudadano debe hacer más ruido. Bienvenidos a Recovecos. En los Mandos Rubén García y al micrófono quien les habla, Natalia Guillén

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