Loly Armas, maestra, periodista y mejor persona, visitó nuestros Recovecos y nos mostró la complejidad de lo que somos a través de la sencillez de las palabras. Para ello, siempre recurre a la poesía que en este caso se las dedicó y versó sobre su propia vida, sobre los pilares que la sustentan, sus hijos y nietos. Pero la palabras crecieron, tomaron forma y cuerpo; se convirtieron en aire y fuerza, porque no sólo es lo que se dice sino como se dice. Gracias Loly por visitarnos.
Aquí sus poemas
Para Miguel y David... como antorchas que iluminan mi camino.
PRESENCIA
Cuando sientan de mis huesos la nostalgia
y en la huella de mis pasos, el recuerdo:
¡Seguiré en las estrofas de mis versos,
como el eco de mi voz en la distancia!
(7 de septiembre de 1981)
HUGO
Miguel fue el primero. Mi niño añorado:
Papá en pequeñito... pero diferente,
con sus ojos grandes y su piel oscura,
derroche y ternura
con su trabalenguas
y esa magia innata,
energía pura
que desborda el alma
Y llegaste, Hugo,
sin tanto alboroto,
creciendo deprisa,
mirando a la cara
marcando tu entorno
con el verbo claro
...y observando al mundo,
desde tu mirada
Y juzgas y entiendes,
y quieres saber
como un niño grande
... y sabes qué quieres.
Te veo avanzar,
dejando tus huellas,
dejando entrever
al hombre que asoma
tras esa sonrisa
a veces traviesa,
otras infantil,
tantas... ¡socarrona!
Te quiero, mi niño,
porque eres despierto,
porque pisas fuerte
porque no te vences
porque te defiendes,
porque veo el genio
que tanto me puede.
Porque a nadie imitas.
¡Porque eres tú mismo
... por ser como eres!
(18 julio 2009)
Aquí sus poemas
Para Miguel y David... como antorchas que iluminan mi camino.
PRESENCIA
Cuando sientan de mis huesos la nostalgia
y en la huella de mis pasos, el recuerdo:
¡Seguiré en las estrofas de mis versos,
como el eco de mi voz en la distancia!
(7 de septiembre de 1981)
HUGO
Miguel fue el primero. Mi niño añorado:
Papá en pequeñito... pero diferente,
con sus ojos grandes y su piel oscura,
derroche y ternura
con su trabalenguas
y esa magia innata,
energía pura
que desborda el alma
Y llegaste, Hugo,
sin tanto alboroto,
creciendo deprisa,
mirando a la cara
marcando tu entorno
con el verbo claro
...y observando al mundo,
desde tu mirada
Y juzgas y entiendes,
y quieres saber
como un niño grande
... y sabes qué quieres.
Te veo avanzar,
dejando tus huellas,
dejando entrever
al hombre que asoma
tras esa sonrisa
a veces traviesa,
otras infantil,
tantas... ¡socarrona!
Te quiero, mi niño,
porque eres despierto,
porque pisas fuerte
porque no te vences
porque te defiendes,
porque veo el genio
que tanto me puede.
Porque a nadie imitas.
¡Porque eres tú mismo
... por ser como eres!
(18 julio 2009)
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