jueves, 14 de mayo de 2009

Adiós, Antonio. Buen viaje


Ayer se fue Antonio Vega. Ayer, se perdió una de las notas que conforman y dan vida a la música. Puede que no fuera una nota de las grandes, un mi o un fa naturales, orondos, redondos en su condición de mayores; no era, desde luego, una nota festiva pulsada con estridencia; parecía ser, más bien, una nota menor, un semitono, un espíritu de bemol con carácter de sostenido. Con el paso del tiempo, Antonio Vega mostraba la levedad de un armónico de guitarra, esa nota mágica, indefinida y cristalina, precisa, que ilumina cualquier composición y afina con su vibración los instrumentos.

Al apagarse esa vibración, las moléculas y los átomos que formaban el alma de Antonio Vega han cambiado su configuración, liberados de su encierro físico, y han partido en todas las direcciones. Ahora viajan sin impedimentos. Viajan vibrando, vibran viajando, encontrando moléculas y átomos semejantes, y emiten en un instante infinidad de notas, ahora sí, dulces, felices, silenciosas, imposibles.

Adiós, Antonio. Buen viaje.

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Una décima de segundo
(El sitio de mi recreo, 1992)

Un momento en un agenda, / una décima de segundo más.
Vuela, va saltando de hoja en hoja / mil millones de instantes de que hablar.

Una ráfaga de aire frío, / un molino de viento hace girar.
Sigue, va rodando sobre su eje / describiendo una trayectoria más.

Y es que no hay nada mejor que imaginar, / la física es un placer.
Es que no hay nada mejor que formular, / escuchar y oir a la vez.
Mide el ángulo formado por ti y por mi, / es la solución a algo muy común aquí.

Ahora tú no dejes de hablar, / Somos coordenadas de un par.
Incógnita que aún falta por despejar.

Busca un libro que diga "como", / luego otro que se titula "si",
un tercero llamado "nada", / es la forma del círculo sin fin.
Y es que no hay nada mejor que revolver / el tiempo con el café.
Es que no hay nada mejor que componer / sin guitarra ni papel.
Paralelas, vienen siguiéndome. / Espacio y tiempo juegan al ajedrez.

Ahora tú, no dejes de hablar.

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Última actuación de Antonio Vega en TV. Pese a la casi insoportable empalagosidad del programa y el presentador, tanto la versión del clásico "La Chica de Ayer" como sus palabras posteriores rezuman humanidad, humildad y cercanía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una elegía a la altura del protagonista. Creo que no se puede decir más. Coincido "Y es que no hay nada mejor que revolver el tiempo con el café". A ser posible entre amigos y una buena conversación.

natalia